Es la más baja desde noviembre de 2021, cuando el número había llegado al 2,5%. Algunos economistas cuestionan el costo de la recesión, el atraso cambiario y el ritmo del crawling peg.
El martes 12 de noviembre el INDEC dió a conocer el dato de inflación de octubre. Las subas del mes estuvieron impulsadas principalmente por la categoría que agrupa vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (5,4%), seguida por prendas de vestir y calzado (4,4%) y restaurantes y hoteles (4,3%). Los alimentos sólo subieron 1,2% en la menor desde junio de 2020, en plena cuarentena y con congelamiento de precios.
En lo que va del año, el rubro que más aumentos registró sigue siendo el de Viviendas, agua, electricidad, gas y otros combustibles, que acumula una suba del 216,6%, el doble que la inflación general. Seguido por Comunicación (168,5%) y Educación (150,7%). En tanto, Alimentos y Bebidas no alcohólicas se ubicó en el 88,8%, siendo junto a Ropa y Calzado y Equipamiento y mantenimiento del hogar los rubros que menos aumentaron en 2024.
“La inflación prácticamente convergió al crawl más la inflación internacional; la brecha está en los mínimos históricos de los últimos cinco años; la economía se está recuperando. Nunca hubo un momento mejor que este”, dijo el ministro de Economía, Luis Caputo, este mediodía en la Conferencia Anual de FIEL. “Vamos a seguir mejorando la macro; vamos a seguir desregulando la micro; y vamos a seguir respetando la propiedad privada. Ya estamos bajando el más distorsivo de los impuestos que es el inflacionario”, agregó el titular del Palacio de Hacienda en el mismo encuentro.
La inflación núcleo, aquella que excluye los precios estacionales y regulados, se ubicó en el 2,9%, por debajo del 3,3% de octubre. De esa forma, tuvo el menor registro desde septiembre de 2020. Nuevamente se marcó una diferencia entre los precios de bienes (2,1%) y servicios (4,3%), donde nuevamente éstos últimos se incrementaron por encima del promedio general.
A estos guarismos a la baja se suma la decisión del Banco Central de finales de octubre de reducir la tasa de interés de referencia desde el 40% al 35% nominal anual, la primera baja en seis meses. Esta medida, que busca estimular la actividad económica sin desbordar la inflación, fue interpretada por analistas como una señal de confianza en que el proceso de desaceleración de los precios es sostenible. Según las proyecciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), la inflación mensual podría mantenerse en torno al 3% en los próximos meses, con la posibilidad de una caída adicional a partir de abril del próximo año.
Por su parte, la política monetaria sigue enfocada en mantener una tasa de interés real positiva para incentivar el ahorro en pesos y evitar una presión adicional sobre el mercado cambiario. No obstante, algunos economistas advierten que, si bien la desaceleración en la inflación mensual es positiva, el nivel general de precios sigue siendo extremadamente elevado, con una inflación interanual que supera el 200%, lo que impacta en el poder adquisitivo de la población.
La postura del gobierno que entiende que el crawling peg al 2% mensual pasó de ser un ancla a un piso inflacionario se contradice con la opinion de numerosos economistas que sostienen que Argentina viene acumulando un retraso cambiario, que hace al país caro en dólares y poco competitivo frente al resto del mundo. Aunque en el corto plazo este atraso se puede entender como una herramienta para bajar la inflación, el verdadero desafío se presentará al momento de salir del cepo. Si los tipos de cambio paralelos confluyen cerca del precio oficial, el mercado lo entenderá como un éxito del gobierno. Sin embargo, para que este éxito sea real, Argentina debe conservar la capacidad de exportar y acumular reservas.