El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dió a conocer el guarismo del índice de precios al consumidor (IPC), que arroja un acumulado anual del 117,8%.
Si bien hubo una suba con relación al 2,4% de inflación de noviembre, el último mes del año suele presentar una variación mayor de los precios debido a cuestiones estacionales. De esta manera, la inflación anual cayó fuertemente con relación al 211,4% de 2023.
Los rubros que registraron mayores aumentos fueron los servicios públicos (luz, gas, agua, alquileres, expensas y otros), con el 5,3%, seguido por comunicación (5%), restaurantes y hoteles (4,6%) y recreación y cultura (2,8%). En tanto, alimentos y bebidas no alcohólicas, el rubro de mayor incidencia en la canasta que define la inflación, aumentó 2,2%, por debajo del nivel general.
El aumento generalizado de los precios fue mucho menor que las proyecciones que estimaban los agentes económicos un año atrás. A comienzos de 2024, el relevamiento de expectativas de mercado (REM) que publica el Banco Central (BCRA), los bancos y los centros de investigación, estimaba una inflación anual de 213%, casi 100 puntos porcentuales por encima de lo que terminó ocurriendo.
Estos resultados obedecerían al ajuste fiscal que implementó el Gobierno, más fuerte de lo que se creía, de más de 4% del PBI. Esto permitió que se terminara con la emisión monetaria del Banco Central, ya que no hubo necesidad de financiar el gasto del Estado.
Sin ambargo, son varios los economistas que advierten sobre los peligros de una recesión duradera en ciernes y la acumulación de un retraso cambiario que podrían complicar los objetivos del Gobierno. En caso de un cambio de humor o expectativas del mercado, los grandes tenedores de bonos y pesos podrían decidir desarmar sus posiciones, lo que ampliaría la brecha del dólar oficial con los paralelos y podría recalentar el ritmo de variación de los precios.